Una nueva forma de entender el diseño arquitectónico
Mauricio Barillas
En diferentes momentos de la historia, cuando los seres humanos hemos enfrentado diferentes crisis que amenazan con nuestra seguridad, ha surgido una tendencia a buscar refugio una vez que ha pasado lo peor. De cierta manera, nos “encapullamos” e intentamos controlar el interior de nuestro hogar cuando el exterior se vuelve caótico. Desde los años ochenta, el término “cocooning” ha hecho referencia a esto con diferentes interpretaciones. Por ejemplo, se ha aplicado al Internet, el cual ha permitido que las personas se aíslen y se vuelvan, de cierta manera, seres más antisociales a través de un “tecno-cocooning”. Hay conexión digital pero no física. Con todo el tema de streaming previo a la pandemia, el efecto cocooning se daba cuando las personas se refugiaban en sus hogares. Había seguridad, comodidad y aislamiento, lo cual de cierta manera nos preparó para esto.
Hoy, sin embargo, estamos viviendo otro tipo de cocooning. Literalmente estamos aislados totalmente del mundo exterior, lo que nos ha llevado a relacionarnos de un modo distinto con el espacio interior. Vimos un efecto similar en Nueva York después del 9/11 y en China con la enfermedad de SARS, pero esta es la primera vez que se vive a un nivel mundial.
La manera en que pensamos el espacio interior como refugio o espacio que nos brinde seguridad también nos lleva a replantearnos la manera cómo se ha concebido la construcción y el diseño de viviendas. Por ejemplo, los balcones y las terrazas antes se veían como un “plus” de las viviendas. Muy pocos querían pagar ese espacio adicional porque se veía como un lujo. Ahora, es el espacio más codiciado de un apartamento. Es donde tenemos aire fresco y nos sentimos menos encerrados. También se comienza a valorar más un espacio flexible dentro de la casa que pueda adaptarse a diferentes usos.
|Crédito de fotografía: ZHT Home Decor
En términos generales, la mera noción de hogar adquiere una mayor importancia a partir de la atención que le estamos brindando hoy, que nos fijamos en todos los detalles tanto estéticos como funcionales. Con ello surgen tendencias como una mayor integración de plantas; el tema de hortalizas urbanas ha crecido muchísimo. La biofilia en apartamentos está creciendo en proporción a la conexión con la naturaleza de las personas. Por otro lado, la luz y ventilación natural más que nunca serán parámetros influyentes en la decisión de compra de una propiedad.
Lo anterior también significa que las exigencias para espacios serán mucho más elevadas. Como arquitectos, esto representa un reto, ya que los futuros compradores valorarán muchísimo más los espacios privados y no necesariamente las amenidades de un edificio o condominio. Es probable que muchas personas elijan seguir trabajando desde casa también. Es por ello que será preferible un mayor espacio de vivienda, lo que cambiará el estilo y patrones de compra anteriores.
|Crédito de fotografía: project TGZ
El efecto de esta crisis también se verá reflejado en otros espacios, como oficinas, tiendas o centros comerciales, que adoptarán la modalidad touchless, donde todo será automático y no haya necesidad de tocar nada, siempre con la intención de mantener todo lo más higiénico posible. Se dará una transformación, dando paso a espacios más abiertos, menos encerrados y con menos tendencia a causar aglutinamientos.
Creo que cuando todo termine, muchos podremos reflexionar y ver este período como un tiempo en el que aprendimos nuevos hábitos, mejoramos nuestra higiene, descubrimos nuevas tecnologías, compartimos con nuestra familia, cuidamos de nuestro hogar y nos dimos cuenta de cómo ser más autosuficientes. El cocooning es temporal, pero definitivamente nos puede dejar lecciones valiosas.
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